lunes, 2 de diciembre de 2013

Un cuerpo sin alma es un zombi. Valencia 3- Osasuna 0

Entendemos zombi como atontado, que se comporta como un autómata. Y eso es nuestro Osasuna cuando recibe un golpe. 

Un equipo bien trabajado entre semana, generalmente mucho mejor para defender que para atacar, un equipo al que es complicado, en circunstancias normales, entrarle en su 4-4-2 defensivo; pero que se viene abajo, muere y se deja ir hasta el final del partido si recibe un palo en forma de gol o de expulsión.

Si algo tengo claro es que Helenio Herrera no sería nunca socio de Osasuna. Eso de que se juega mejor con 10 que con 11 lo diría una noche de copas. Si pudiera estoy seguro que habría salido todos los partidos con 12.

Ayer tocó el día de la expulsión muy tempranera. El bueno de Don Francisco Puñal Martinez cometió un error muy grave, dejó al equipo con 10 demasiado pronto y condicionó el posterior devenir del partido. Si ya de por sí somos poquica cosa en ataque, con esta expulsión el equipo desapareció de esa faceta. Se fue el alma de Osasuna y los diez que quedaron eran un muerto viviente.

Aquí viene el quid de la cuestión. ¿Por qué se viene tan atrás el equipo y por qué es incapaz de pasar de medio del campo una vez que se queda con 10? Son varias las respuestas posibles y cada uno tendremos una diferente. Yo lo he dicho en el anterior párrafo: somos muy poco en ataque y además se fue el alma del equipo, el otro que le pone eso estaba en el banco.

Ayer, con el equipo encerrado atrás no entiendo porqué hay que hacerle pasar un partido así a Oriol Riera. Le sacas, metes a Manu y a buscar un balón largo con alguien rápido por si suena la flauta. Que tampoco es que yo confíe en que la haga sonar, pero...

Al hilo de esto último y con dos meses ya desde que llegó Javi Gracia podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la demagogia que usó el presidente en su presentación (la del aficionado va con la tarjeta y es normal y entendible) solo fue el humo de una tarde de octubre. Eso de jóvenes, valiente y bla, bla, bla queda muy bien ante un micrófono pero no se sostiene y se cae en cuanto el balón empieza a rodar y poner a cada uno en su sitio.

Jugamos con los 11 clásicos y uno de ellos es un tipo de 38 años al que nadie ha conseguido quitarle el puesto. En mi caso la duda que tengo es la de Oier. No entiendo qué más debe hacer el de Estella para entrar en este equipo y mucho menos cuando veo lo poco que hace Cejudo para permanecer en él. Parece ser que el dar vida al equipo no es motivo y gustan más los autómatas.

Miedo a raudales el que corre por mi cuerpo desde hace muchísimo tiempo, pero que se acrecienta viendo a un equipo sin alma, automatizado y donde sólo la salida de un chico de 16 años en un partido perdido nos levantó de la butaca con la alegría de principiante. 

Las burbujas y las espumas de cava se han bajado todas, bien por su propio peso (entrenador y Torres) o bien por precaución o cuidado (Jose García). 

En dos semanas nos visita el Madrid y en peor momento no puede venir. Nosotros estamos como estamos y ellos son ahora una apisonadora con un juego totalmente diferente al del Barça. Lo digo por aquellos que tengan la tentación de meter un autobús como contra los azulgrana.

Si ya de por sí yo nunca he sido muy optimista con lo que hay ya veis que me pilláis en un momento un poco más bajo. No soy muy amigo de montarme en el Dragón Khan rojillo y sí de ir más en el Castillo del Terror con sus zombis. Vas recto y de cuando en vez echas risas y pasas miedo, pero siempre sin estridencias.

Confiemos que nunca seamos la primera acepción del diccionario de la RAE para la palabra zombi: persona que se supone muerta y que ha sido reanimada por arte de brujería, con el fin de dominar su voluntad.


 Foto: barcossinhonra.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario