lunes, 23 de diciembre de 2013

Decepción. Celta 1- Osasuna 1

Así, simple y llano: decepción con Osasuna. Contrapone mi estado al general de la afición roja, pero supongo que el problema lo tengo yo por poner mi nivel de expectativa y visión optimista en este partido demasiado alto.

No debía estar muy confundido yo al presentarme en el sofá con las declaraciones del míster aludiendo al último partido de la liga y no del año y los primeros minutos del choque de ayer. Así se sale a un campo cuando uno quiere pegar el golpe de efecto y decir el manido "¡aquí estoy yo!". 

El Celta, al igual que el Rayo y el Barça, son equipos que dejan la sala de máquinas a un solo pivote (Oubiña) y el 4-4-2 de Gracia a ese tipo de esquemas les hace mucho daño. Provocas superioridad con la llegada de los interiores a esa zona y rompes al contrario por su eje. No hay más que ver quién y cómo mete el gol de Osasuna.

No sólo tuvimos el gol; contabilizamos cuatro ocasiones que no materializamos por verdadera mala suerte. Recuerdo dos de Roberto: una se va cercana al palo y la otra pega en él; y otras dos de Riera: ambas se las saca el defensa de la raya cuando él estaba ya empujándola. En mi caso, veo más acierto del defensa que fallo del delantero.

Éramos, de largo, los dueños del partido. Atrás no teníamos apuros con las dos líneas de 4 bien situadas y ocupando posicionalmente el sitio de maravilla (aquí Cejudo y Armenteros sí que aportan en defensa), adelante seguíamos tocando y moviendo bien el balón; pero llegó el enésimo gol a balón parado y vimos la otra cara de este equipo.

No es de hoy, ni de ayer, que venimos diciendo que Osasuna es un equipo mentalmente blandito, que se desmorona o cambia de dinámica con un mínimo toque y ayer lo volvió a hacer. Con el empate empezó a trabajar la cabeza, salió el cansancio de una semana intensa con tres empates (que diferentes todos) y se vio lo importante que es el triángulo de los interiores con el media punta, pero también que flojitos son de físico.

Roberto ya no tocaba balón, ya no abría al equipo, no combinábamos y echamos un paso atrás. Gran error porque el partido ni lo pedía ni lo necesitaba. Pasaban los minutos, una ocasión de Nolito marca de la casa y una de Santi Mina en otra jugada a balón parado con gran estirada de Andrés, hicieron que ya el empate se diese por bueno.

Nos quedó la ocasión de Patxi Puñal tirando una falta en tiempo de descuento que el portero detuvo bien. Decepcionante segunda parte provocada, para mí, por un cansancio físico de la línea de ataque, por una lesión que trastoca el cambio oportuno de Gracia y por una cabeza que pensaba todo lo contrario a lo dicho durante la semana con el partido del año.

Quedan dos partidos para acabar la primera vuelta, llevamos 15 puntos y estamos en opción de acabar con la media de salvación. ¿Hay que ser optimista? Pues viendo la primera parte es obvio que sí, si vemos la segunda y pensamos en los porqués yo no lo sería tanto.

Quince días de nuevo sin partidos y en los que se supone que sumados al mes de enero servirán para tener cambios en la plantilla. Esperemos que el partido del Espanyol sirva como regalo de Reyes ya que el Olentzero ayer para los únicos fue espléndido fue para los ocupantes del chárter que montó Osasuna y que habrían pasado un día maravilloso en Vigo

Lo del Club y los chárter es para un libro. Lo que no tengo tan claro es si libro cómico, trágico o de ciencia ficción. Pelillos a la mar, que me he propuesto ser bueno estos días. El espíritu navideño me embriaga.





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